¿Te suena la siguiente historia?
Seguro que hace unos años te suscribiste a Netflix para ver películas bajo demanda, luego contrataste un paquete de Movistar para ver tus canales favoritos y hace poco también te diste de alta en Disney+ con la excusa de que era para los niños. Los años en los que alquilábamos películas y veíamos la televisión por satélite han quedado muy atrás, y ahora solo usamos plataformas digitales como único canal de entretenimiento.
Pues bien, el sector Fintech se encuentra en la misma situación.
Las Fintechs son el Netflix del sector financiero: surgieron como una alternativa digital a los servicios de banca para ofrecer soluciones más accesibles, económicas y especializadas que permiten hacer pagos en cualquier momento y lugar, sin los problemas que plantean los bancos tradicionales.
Pero luego, los clientes empiezan a necesitar opciones más específicas para reemplazar todo lo que antes les ofrecían sus bancos, como soluciones de inversión, de préstamos o de prepago.
Ante esta situación, las Fintechs diversifican cada vez más sus ofertas para captar clientes con servicios muy específicos, y los integran en una misma plataforma para aumentar la fidelización. En definitiva, las plataformas de Fintech están desbancando a los bancos tradicionales.
La tendencia a recurrir a los bancos digitales se ha disparado, y las Fintechs están aprovechando esta oportunidad para convertirse en el servicio al que los clientes acuden desde un primer momento y así hacer que no se vayan.
Hace unos años, si querías gastar o transferir tus beneficios, tenías que hacerlo a través de un banco tradicional, y esto ha cambiado con empresas como Robinhood. Ahora, ofrece el servicio Cash Management, que no es ni más ni menos que una cuenta de corretaje con una tarjeta de débito asociada. Aunque con este sistema el dinero acaba en un banco de todas formas, desde el punto de vista de los usuarios, nunca sale de Robinhood.
Un desencadenante clave de esta situación ha sido la evolución de las expectativas de los clientes, que ya lo manejan todo desde el móvil y quieren disfrutar de la misma experiencia sencilla e instantánea al hacer gestiones bancarias, con total transparencia y sin tener que cambiar de plataforma.
Esta tendencia es especialmente clara en el sector de la banca comercial, que se ha empezado a digitalizar gracias a Fintechs como Revolut. Por eso, es lógico que las empresas, que siguen atadas a los servicios que los bancos les ofrecen en horario de oficina, se pregunten por qué no pueden recibir la misma experiencia que los usuarios particulares.
Debido a esta situación, la demanda de estos servicios de banca digital se está disparando entre las pymes y las grandes empresas.
Los bancos tradicionales se están haciendo a la idea de que no pueden competir con las Fintechs, ya que la experiencia que estas empresas ofrecen es mucho más sencilla y está totalmente digitalizada. Además, debido al auge de los bancos Fintech, los bancos tradicionales han encontrado un nicho como patrocinadores; es decir, como la infraestructura que permite que este sistema funcione.
Esto significa que los bancos pueden aportar lo que es más fácil para ellos, como seguros corporativos, conocimiento del cliente y sólidas relaciones comerciales. Las Fintechs, por su parte, se ocupan de todo aquello que a los bancos les resulta más difícil gestionar: los servicios digitales, la incorporación de clientes y la estrategia de marketing. Es decir, que en vez de volver a inventar la rueda, estos dos grupos de empresas colaboran juntos.
¿Quieres convertir tu Fintech en un banco digital?
Te explicamos cómo conseguirlo en tres sencillos pasos:
Antes de embarcarte en esta transformación, debes fijar un objetivo. Tienes dos opciones:
La diferencia entre estas opciones depende de si solo quieres mejorar tus servicios o si quieres reposicionar tu empresa como una oferta todo en uno.
Por ejemplo, si ofreces servicios de transferencia de fondos en una región y quieres añadir servicios de cambio para tener un alcance más global, solo necesitas un servicio complementario. Por otro lado, si lo que quieres es añadir servicios de cambio, cuentas corrientes y cuentas de ahorro, de forma que los usuarios puedan transferir dinero y conservarlo dentro de tu ecosistema, tu objetivo será convertirte en un banco digital.
Esta distinción es importante, porque convertirse en un banco digital requiere una planificación mucho más estratégica y una oferta mucho más amplia, así como ofrecer todos los servicios bajo la imagen de tu marca en lugar de solo conectarlos a tu plataforma.
Si decides convertirte en un banco digital, lo primero que tienes que hacer es averiguar quiénes son tus clientes y qué es lo que quieren. La gran ventaja de los clientes del sector Fintech es que todos tienen perfiles diferentes, por lo que hay muchos segmentos por los que competir. De esta forma, empresas que en principio son muy similares, como Unify y Chime, se dirigen a audiencias muy distintas.
Averigua qué es lo que quieren tus clientes y qué es lo que necesitan, como funciones de cambio o tarjetas de crédito. Al ampliar tus servicios, elige siempre aquellos que aporten el máximo valor a tus clientes finales.
Recuerda que tu objetivo no es convertirte en un banco tradicional sin dejar de ser una Fintech. Por eso, debes empezar centrándote en el servicio principal con el que conseguiste que tu Fintech destacara entre la competencia, ya que al fin y al cabo es el que atrajo a tus clientes en un primer momento. Luego, solo tienes que conservar a esos clientes para que no se vayan a otro banco.
Cuando sepas exactamente qué es lo que tienes que ofrecer, no intentes desarrollarlo desde cero, ya que hoy en día prácticamente todas las soluciones están predefinidas.
Busca partners que te permitan integrar funciones en tu aplicación a través de una API, porque así podrás mantener tu imagen corporativa y dar a todos tus servicios un toque personal.
Al elegir a tus partners, debes tener en cuenta el valor estratégico que consideraste en el primer paso del proceso, cuando definiste tu meta. La opción más tentadora podría ser trabajar con un partner que te permita empezar a operar lo más rápido posible aunque eso signifique enviar a tus clientes a su aplicación en lugar de a la tuya. Sin embargo, así no serás un banco digital, sino una Fintech que ofrece funciones de banca.
Además, estarás poniendo a tu empresa en riesgo, porque en un momento dado tu partner podría mejorar sus servicios y quedarse fácilmente con tus clientes, que ya estarían familiarizados con su marca y sus productos.
Tampoco deberías elegir un partner a la ligera solo porque te ofrezca un cargo mínimo o una buena comisión por transacción. Tienes que proporcionar a tus clientes un valor de por vida, porque de ello depende que consigas establecerte como un verdadero banco Fintech
y convertirte en una institución financiera de referencia. Por eso, debes invertir en partners que te ayuden a conseguir ese objetivo.