La idea de globalización lleva décadas fraguándose y se popularizó con la llegada de Internet y las conexiones a las que da lugar. Hoy en día, la expansión internacional es la base del éxito en tu sector.
El concepto de globalización, definido como "movimiento mundial de integración económica, financiera, comercial y de comunicación", traspasa las fronteras de cualquier empresa. Pero esto no quiere decir que la tuya no tenga que desarrollar una estrategia de expansión internacional. En las organizaciones más pequeñas, la expansión global supone un reto abrumador que puede frenar otras iniciativas. Por eso, la estrategia es la clave del éxito. Aquí analizamos los principales componentes de una estrategia de expansión global para que puedas tomar las medidas oportunas en tu empresa.
Está claro que no puedes abrirte al mercado internacional si no conoces lo que caracteriza a cada región a la que quieres llegar. Hacer un estudio de mercado no es solo identificar a la competencia, analizar las tendencias locales y conocer a los clientes objetivo de una región. También tienes que tener en cuenta cómo encaja tu producto en cada mercado o si es adecuado para él.
En otras palabras, cuando estudies un mercado (con un análisis FODA, un análisis de segmentación, un análisis de carencias y la definición de plazos de beneficio), tienes que evaluar si tu producto está preparado para ese mercado. Que no lo esté ahora no quiere decir que no puedas perfeccionarlo para que se adecúe mejor al mercado en cuestión. Solo tienes que identificar su nivel de preparación para poder hacer los cambios necesarios.
Ningún plan de expansión debería avanzar sin haber definido unos objetivos claros. Tienes que estructurar tu estrategia a corto y largo plazo, y determinar los objetivos de cada fase te ayudará a medir los resultados e identificar los costes asociados.
Párate a planificar todos los detalles con tu equipo. Sí, necesitarás un equipo. ¿Qué estructura tiene tu modelo de negocio? ¿Es igual que tu modelo local? ¿Qué cambios hay que hacer? ¿Vas a iniciar el proceso de expansión global desde tu sede o quieres abrir otras sucursales por el mundo? Si decides esto último, uno de tus objetivos a largo plazo podría ser la inauguración de una de esas oficinas.
Debes fijarte objetivos específicos y factibles que se adapten a tu negocio y cuyos resultados puedas medir. Recurre a las cifras y ponte plazos. Tener una meta bien definida te ayudará a trabajar para conseguirla.
Tener disponibilidad económica es uno de los factores más importantes de una estrategia de expansión global. ¿Qué harías si, por ejemplo, no pudieras pagar a los proveedores de tu cadena de suministro en su divisa? ¿Cómo vas a verificar los pagos de las importaciones o exportaciones? ¿Qué presupuesto total tienes para la expansión? ¿Funcionará?
Y, por supuesto, la planificación no termina una vez que has respondido a estas preguntas. Debes contar con la infraestructura necesaria para cumplir las políticas corporativas de la región en cuestión, así como la legislación fiscal pertinente. La gestión de riesgos, la repatriación de capitales y los informes de ventas son también fundamentales en la planificación financiera.
Globalizar tu negocio es todo un desafío. No puedes pretender que tu organización esté completamente preparada solo por haber desarrollado una estrategia general. De hecho, puede que necesites una estrategia independiente para hacer frente a los cambios en tu empresa. Cuando llegas a una nueva región, también cambias de cultura y de idioma. Si te quedas en tu oficina de siempre, puedes definir ciertos estándares de comunicación con tu equipo que se adapten a tus socios internacionales.
Si abres nuevas sedes, tendrás que hacer frente a otros retos como la implementación de políticas. Se trata de algo delicado, y lo mejor es que crees un equipo con experiencia en poner en marcha ubicaciones internacionales.
Volviendo a tu organización, también deberás valorar si tu estructura actual funcionará con tu nueva estrategia y si tus procedimientos y políticas se adaptarán a estos cambios. No puedes olvidarte de las integraciones tecnológicas que te ayudarán a llevar a cabo operaciones internacionales, ni tampoco de desarrollar un plan de formación para que tus empleados aprendan a usar las nuevas herramientas.
Gran parte de todo este proceso se puede externalizar, pero eso también hay que planificarlo.
Los aspectos legales de la expansión global suelen ser los más estresantes, sobre todo por el riesgo que conllevan. Para minimizar los riesgos comerciales, tu equipo jurídico debe seguir todos los procesos y políticas aplicables. Además, habrá que contar con la documentación necesaria según el país en el que operes o los requisitos internacionales aplicables a cualquier acuerdo de la cadena de suministro. ¿Qué documentos tendrás que recibir y enviar cada vez que hagas un pago o recibas un producto?
Son muchos los factores que entran en juego, como aduanas, envíos, registros corporativos y estándares de cada sector. Si tienes un equipo jurídico especializado, podrás hacer todo esto de manera interna. No obstante, también tienes la opción de externalizarlo para que un equipo legal te ayude en tu expansión internacional.
Lo decimos en el mejor de los sentidos. Si te abruma todo lo que requiere la globalización, recuerda que puedes conseguirlo fijándote objetivos por cada componente y desarrollando planes para alcanzarlos. Ahora que el resto del mundo está cada vez más unido y trabajando de forma más colaborativa y rápida que nunca, tu empresa no debería quedarse atrás. La expansión internacional es posible (e incluso inevitable) si avanzas paso a paso.
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