En las últimas décadas, el mundo financiero se ha visto sacudido por una oleada de innovaciones tecnológicas, globalización y cambios en las expectativas de los consumidores. Y ha sido la tecnología financiera o Fintech la que ha desempeñado un papel decisivo en estos cambios.
Las empresas Fintech han liderado la revolución digital en el sector financiero y han empujado a las instituciones tradicionales a seguir su ejemplo. A diferencia de estas, las Fintech tienen la capacidad de trabajar de forma digital y rápida, en su mayoría integrando las bases de las empresas modernas: automatización, bots y la nube.
La demanda de servicios financieros digitales ha alcanzado niveles sin precedentes. La inversión en start-ups Fintech está en auge: en el 2018 alcanzó la cifra récord de 31 000 millones de dólares (24 000 millones de libras), más del doble que el año anterior. Las empresas Fintech responden a la necesidad de servicios financieros sencillos, accesibles y asequibles, y ahora desempeñan un papel integral en la economía mundial. Además, han abierto nuevas puertas al crecimiento en el sector: la irrupción del trabajo colaborativo ha permitido a los bancos comunitarios aumentar su base de clientes.
El futuro de las Fintech parece no tener límites, y ya no suena tan descabellado que Amazon cree un banco. La realidad es que aún está dando sus primeros pasos y tiene el potencial de seguir creciendo día tras día.
Sin embargo, no todo es de color de rosa. Actualmente, las empresas Fintech deben afrontar cuatro retos para asegurar su éxito a largo plazo. Las Fintech punteras que consigan abordar estas cuestiones serán las que den paso a un crecimiento realmente revolucionario.
La innovación es el punto fuerte de las Fintech: aportan un soplo de aire fresco y nuevas ideas al sector financiero, lo que les da cierta ventaja. Las nuevas tecnologías hacen evolucionar a un sector complejo que también suele ser tradicional, y su impacto es perceptible en todo el mundo (las Fintech han llegado incluso a Corea del Norte).
La innovación también es un arma de doble filo por la competencia que genera y los constantes cambios intrínsecos, que hacen que el lado humano de los servicios financieros se pueda perder con facilidad.
Para algunos, la innovación y la transgresión son muy beneficiosas. Los bancos, sin embargo, están muy por detrás de las Fintech, aunque siguen siendo fundamentales en el sector financiero global. Esta disparidad tecnológica genera tensiones, ya que los bancos se esfuerzan por seguir el ritmo.
La tecnología también ha provocado cambios en las expectativas y los requisitos que ponen los clientes. La banca abierta y la personalización son cada vez más necesarias, y tendencias como el aprendizaje automático están revolucionando el sector. Sin embargo, los bancos (y especialmente los que no son grandes) no lo tienen tan fácil para adaptarse. Las empresas Fintech deben ser conscientes de esta dificultad y tomarla como una oportunidad para fomentar colaboraciones mutuamente beneficiosas: los bancos no pueden quedarse atrás en este sistema.
La innovación y la tecnología son los puntos fuertes de las Fintech, por lo que es fácil suponer que todos los clientes buscan servicios nuevos, más rápidos y automatizados. Sin embargo, las Fintech que caen en esta suposición corren el riesgo de no reconocer las necesidades de sus clientes.
A la hora de gestionar sus finanzas, la gran mayoría de los clientes prefieren interactuar con una persona, por no mencionar las preocupaciones en lo que respecta a la privacidad y la resistencia al cambio que conlleva la digitalización. A su vez, la digitalización abre las puertas de los servicios bancarios a clientes de todo el mundo, como podemos ver en el el sector Fintech de Brasil, y esto crea grandes oportunidades de crecimiento y una gran accesibilidad.
La experiencia del cliente debe ser una de las prioridades de las Fintech. Al implementar cambios tecnológicos, es fácil dejar de lado las necesidades de los clientes, pero lo que realmente hace falta es escucharlos.
Uno de los mayores retos a los que se enfrentan las nuevas instituciones es la gestión del riesgo y el cumplimiento normativo. Aunque es un factor inherente al sector financiero, son las Fintech quienes deben tenerlo especialmente en cuenta.
En los últimos años, el panorama legislativo ha estado en primer plano con normativas como la PSD2, que rige los servicios de pagos, y el RGPD, que regula el uso de datos. Estas normativas influyen en todos los aspectos del sector financiero. Con su implementación en todo el mundo, las empresas Fintech deben estar al día y cumplirlas para no perder la confianza de sus socios y clientes.
Las Fintech deberían tomar estas regulaciones como guía para mejorar sus prácticas: en lugar de considerarlas un obstáculo, ponte al día para que tu empresa siga funcionando siempre.
La prevención del blanqueo de capitales (PBC) es un conjunto de procedimientos, leyes y regulaciones diseñado para frenar la generación de ingresos mediante acciones ilegales. Las Fintech y las empresas de servicios monetarios están sometidas a un duro escrutinio, y las que no cumplen se enfrentan a multas, a la suspensión o revocación de licencias y al desprestigio de su marca. En concreto, las empresas de servicios financieros tienen dificultades para cumplir los requisitos cada vez más estrictos de PBC y KYC.
Dado que los servicios financieros digitales se centran en procesos rápidos y ágiles, suele ser más difícil cumplir las normativas de PBC. El hecho de haber incumplido alguna de estas legislaciones es extremadamente perjudicial para las nuevas Fintech que necesitan conseguir financiación y ganarse la confianza de sus clientes. Durante la última década, este problema ha deteriorado la confianza entre las empresas de servicios financieros y los bancos corresponsales, lo que ha provocado que se muestren más reticentes a prestarles sus servicios.
Las exigencias en materia regulatoria y la aplicación cada vez más estricta de las normativas obliga a las Fintech a adaptarse a nuevos estándares y formar a sus empleados en este aspecto. De lo contrario, las empresas se arriesgan a recibir más multas y sanciones.
Como las empresas Fintech son tan nuevas, es difícil que tengan los procesos de cumplimiento eficaces y optimizados que sí tienen los bancos. Aunque estas empresas disponen de una tecnología más avanzada y ágil que los bancos tradicionales, estos últimos tienen más recursos a su disposición, ya sea en términos de personal, experiencia o prácticas, para cumplir las normativas.
Crear una empresa Fintech de éxito puede ser una tarea desalentadora, ya que para abrirse paso hay que hacer frente a una batalla constante contra una dura competencia como son los bancos tradicionales.
La reputación de las Fintech no es buena para muchos bancos, que creen que colaborar con ellas es algo arriesgado y peligroso. Por eso, bancos de todo el mundo están cerrando en masa sus cuentas con las Fintech dejando al sector desbancarizado, y esta reticencia obliga a muchas empresas Fintech a luchar por los servicios financieros que necesitan para poder operar.
La desconfianza de los bancos puede ser un gran obstáculo. El afán del sector por reducir el riesgo está provocando que las Fintech y las empresas de servicios monetarios tengan que lidiar con las dudas de los bancos de los que dependen para operar, sobre todo a nivel internacional. Esta tendencia puede provocar inestabilidad e incluso imposibilitar el acceso al mercado de muchas Fintech.
En la otra cara de la moneda del riesgo se encuentra la confianza del cliente. Aunque son muchas las nuevas ventajas que ofrecen las Fintech, a menudo carecen de reputación o confianza por parte del sector. Puede que los clientes no sepan que estas empresas, al igual que los bancos, están reguladas; y el dinero es algo tan delicado que es fundamental aportar tranquilidad.
Por eso, las Fintech deben ser directas y transparentes con sus clientes para que las consideren un recurso financiero fiable. Así es como podrán eliminar las barreras a la confianza y deshacerse de los prejuicios que las distancian de los bancos.
Los retos a los que se enfrentan las Fintech, como el riesgo y las regulaciones, suponen en su conjunto un gran obstáculo para la expansión internacional. A menudo, es necesario establecer vínculos con bancos locales para llegar a otro mercado, un proceso largo que frena en gran medida el crecimiento.
Las empresas Fintech suelen contar con los bancos para desarrollar una red y poder acceder a cuentas "en beneficio de" (FBO) y códigos internacionales de cuenta bancaria (IBAN). Además, estas empresas tienen dificultades para encontrar soluciones bancarias que se adapten a diferentes estados o países a medida que se expanden.
Concretamente, el cumplimiento supone un gran obstáculo en Estados Unidos. Para poder ofrecer una solución tecnológica a sus clientes, las empresas Fintech necesitan estar reguladas en los 50 estados, lo que implica un proceso largo y costoso. Operar a nivel global supone un coste de cientos de miles de dólares al año por cada país en el que una empresa está autorizada y regulada, algo que impide que las nuevas se expandan internacionalmente.
Sin socios, los pagos internacionales se vuelven una quimera para la mayoría de las empresas, y el cambio de divisas supone una importante pérdida de recursos. El objetivo es ofrecer pagos internacionales rápidos, pero ¿cómo se llega a ese punto?
Asociarse con empresas de tecnología de pagos (Paytech) es lo que permite a las Fintech avanzar. La innovación en los pagos se traduce en transacciones fluidas, soluciones internacionales y un vínculo entre la tradición y la innovación: los socios de pagos globales son el futuro de las Fintech.
El motor de pagos de Currencycloud, por ejemplo, ya ha permitido a empresas Fintech ampliar sus servicios e incluir cambios de divisas, pagos y transferencias. Y lo que es más importante, sin que las empresas tengan que invertir en cambios caros en la infraestructura, sin limitar el acceso a ciertos países y mercados ni aumentar las tarifas para sus clientes finales, para que así puedan hacer frente a los principales retos del sector Fintech.
Está claro que las Fintech y las empresas de servicios monetarios podrían asociarse con los bancos para expandirse a nivel internacional, pero seguirían estando atadas a sus procesos lentos y tradicionales. Además, con la globalización, ofrecer una única divisa o prestar servicios en un único mercado local ya no es suficiente. Si un socio bancario no te ofrece la red global que necesitas, tendrás que buscar otro, y eso puede llevarte más de un año.
En esta economía tumultuosa no te puedes permitir esperar un año: debes ofrecer servicios rápidos, optimizados y flexibles a tus clientes finales antes de que se pasen a la competencia. Por eso, la solución es asociarse con un proveedor de liquidez no bancario que disponga de la tecnología, la experiencia y la red adecuadas para hacer pagos internacionales que cumplan con la regulación. Lo más probable es que no encuentres uno que lo tenga todo, pero lo mejor es buscar soluciones que se integren bien en tus flujos de trabajo y que automaticen tus procesos de pago de extremo a extremo.
Está claro que la expansión internacional es un paso necesario para cualquier empresa que quiera sobrevivir en el futuro. Cuando se trata de lo que realmente importa, como las presiones de regulación, riesgo y responsabilidad, los socios con los que se trata deben conocer perfectamente los entresijos de los pagos internacionales. En esto puede ayudarte un socio Paytech.
Cuando las empresas Fintech se asocian con proveedores Paytech para no tener que hacer frente a las estrictas regulaciones y las dificultades asociadas a la colaboración con bancos tradicionales, pueden disparar su crecimiento y el de sus clientes. Las empresas internacionales, las economías locales y, sobre todo, los clientes particulares se benefician de la innovación, la globalización y la inclusión financiera impulsadas por las empresas Fintech.
Agility Forex es una Fintech con sede en Canadá que ofrece precios de divisas a todo el mundo por tipos que habitualmente solo se reservan para grandes empresas. Gracias a su tecnología propia, Agility Forex ayuda a los usuarios a evitar a los bancos para acceder a los precios del mercado interbancario sin tasas ni comisiones bancarias y así enviar dinero al extranjero al menor coste posible. Agility Forex elimina las dificultades asociadas a los mercados de divisas para que las operaciones sean más sencillas, rápidas y asequibles para las pequeñas empresas y los consumidores.
Trabajar con Currencycloud ha permitido a Agility Forex crecer más rápido, expandirse y alcanzar un nuevo nivel de eficiencia casi de la noche a la mañana. Currencycloud ha creado una red que permite hacer pagos a 212 países mediante SWIFT y a 35 países a través de cuentas bancarias locales. Esta colaboración permite a Agility ofrecer una solución mucho más completa a sus clientes finales.
Además, los pagos y la liquidez del mercado de divisas están directamente relacionados. Cuando Agility Forex necesita hacer pagos en dólares neozelandeses, por ejemplo, no suele tener una gran cantidad de esta divisa disponible. Si embargo, su colaboración con Currencycloud le permite comprar divisas a tipos mayoristas y hacer el pago a la misma vez.
En resumen, las Fintech y las Paytech son una buena combinación, y para dominar el sector financiero debes dar con el socio adecuado.
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